Mitos de El Salvador
Antes de adentrarnos en este interesante y curioso tema, es bueno que aclaremos que mito y leyenda no son iguales. Un mito viene a ser una creencia que se explica a través de hechos sobrenaturales, se consideran como verdaderos. Se puede decir también que son relatos cortos. Una leyenda viene a ser una historia cuyo origen no se puede comprobar, así que tampoco se puede asegurar si es real o no.
Ambos se transmiten de generación en generación y se basan en folclore tradicional.
¿Cuáles son algunos de sus mitos más comunes?
No solo existen muchas costumbres y tradiciones salvadoreñas como su comida, su vestimenta, su música y sus bailes, sino que existen muchos mitos salvadoreños que nos permitirán conocer mucho mejor su cultura como país e incluso su historia.
Lechuza
Hay muchos mitos acerca de este animal que muchas veces solemos relacionar con algo tenebroso.
Se dice que es espíritu de brujas que vagan cada noche por cielos centroamericanos que tratan de asustar a sus víctimas en lugares oscuros. Se cuenta que cuando se escucha un silbido grave, es que una de esta lechuza está sobrevolando y que significa que alguna persona cercana morirá pronto.
Mal de ojo
Aquí se trata acerca de nuestro espíritu que como seres humanos poseemos. Se dice que hay personas que solo necesitan ver a otra persona para “hacerle ojo” ya que tienen un espíritu poderoso.
Suele ocurrir mayormente en bebés ya que no han vivido suficientemente como para que su espíritu sea realmente fuerte y puedan defenderse de estas miradas maliciosas de otras personas. También dicen que se presenta con vómitos, diarrea y decaimiento que pueden llevar hasta una muerte.
Flor de Amate
Hay un extraño árbol llamado amate que alcanza alturas de hasta 24 metros y también es famoso porque se desarrolla cerca de moliendas de caña de azúcar. No da flores ni frutos. Sin embargo, se cuenta que este árbol tiene un oscuro secreto oculto entre sus deformes ramas.
Aunque durante cada día se encuentre seco, aquí nace una muy linda flor blanca en su copa justamente cada media noche y que se cae a sus raíces. Se dice que quien logre agarrar esta flor tras haber caído, tendrá amor, dinero y salud de a montones.
Pispelo
Se dice que uno se enferma de esta molesta condición si se atrevió a ver a dos perros durante su acto reproductivo en su época de apareamiento. Se presenta como una infección en algún ojo o en ambos ojos, como una pequeña bola en un párpado.
¿Cómo curar o resolver estos mitos?
Ya habiendo explicado cómo se presentan algunos de estos mitos salvadoreños e incluso algunos de sus orígenes, necesitamos saber qué hacer si llegamos a encontrarnos con alguna de estas creencias si visitamos algún día este curioso país.
Incluso si no creemos en estas supersticiones, es bueno mantenernos informados y respetar su cultura como país. Incluso más allá de eso, así podremos entender algunos comportamientos salvadoreños sin sentirnos desorientados o desubicados.
Lechuza
No se sabe hasta hoy en día si existe un secreto muy bien guardado para ahuyentar esta temible creencia. Sin embargo, se dice que ancianos y abuelos salvadoreños conservan muy bien este secreto.
Mal de ojo
Si queremos proteger a nuestros bebés de esta terrible creencia, necesitaremos colocares una pequeña pulsera de hilo rojo en sus muñecas. Sería preferible si esta pulsera se lleva puesta en su muñeca izquierda. Muchas personas incluyen semillas de ojos de venado en su elaboración.
Flor de amate
No existe nada de malo en conseguirse con esta increíble creencia, pensaría uno. Sin embargo, para poder cumplir tus deseos tendrás que enfrentarte a nuestro muy bien conocido diablo y ganar en esta pelea para poder conseguir todas sus promesas.
Pispelo
Si llegas a enfermarte con esta molesta creencia, tendrás que frotar una cola de algún gato negro en tu zona afectada.
¿Cuáles leyendas salvadoreñas hay?
Anteriormente ya explicamos qué es una leyenda y realmente en este país son sumamente interesantes, así que cabe mencionar algunas de ellas como Siguanaba, Cipitío, Carreta Chillona, Cadejo y padre sin cabeza.
Habiendo conocido tanto de estas maravillosas historias, ahora sí que provoca ir hasta allá en persona a comprobar si muchas de estas son ciertas o no.